La Denominación de Origen cuenta con un Consejo Regulador, el mismo es elegido por nuestros olivicultores, cooperativas, industriales y envasadoras censadas. Y tiene la función de hacer cumplir su reglamento, certificar los aceites, así como encargarse de la promoción del aceite de oliva protegido de nuestra Denominación protegiendo el uso del nombre de la misma.
El Control de la Calidad y la Certificación de los aceites son el pilar fundamental de la Denominación de Origen. Para dicho control el Consejo Regulador cuenta con un Comité de Calificación formado por diez expertos, y un delegado del presidente del Consejo, cuya función es la dirección del comité y la elaboración del informe preceptivo para la Calificación por el Pleno. Dicho Comité se reúne cuantas veces es necesario, y a petición de las Entidades, para valorar los aceites vírgenes seleccionados por éstas.
La cantidad de aceite calificado por el Consejo Regulador ronda los 9.000.000 Kg de aceite de oliva virgen extra, que son comercializados en su totalidad por las treinta y seis marcas amparadas por esta Denominación de Origen.
El envasado también está controlado por el Consejo Regulador, y para que un aceite, previamente calificado, pueda Certificarse con Denominación de Origen Baena, ha de envasarse en cualquiera de las dieciocho plantas envasadoras inscritas en los Registros de la Denominación de Origen, en envases de vidrio o de hojalata, y llevar adheridas las contraetiqueta o precintas numeras dispensadas por el Consejo Regulador.
Todos estos requisitos, exigencias y controles tienen por objeto garantizar a los consumidores que el aceite de oliva virgen extra, con Denominación de Origen Baena, es un aceite que proviene del origen que le da el nombre, y tiene una calidad certificada y garantizada.
En definitiva, una calidad acreditada desde antaño, que encuentra sus raíces en el origen de nuestra tierra, BAENA, y que hoy es tutelada por la D.O. y su Consejo Regulador.
